Starlinkñoño
Fuente: https://satellitemap.space Consultado: 21/09/24

Desde un principio, se supo que el proyecto de Starlink era una amenaza contra la exploración del universo, este proyecto tenía autorizado el lanzamiento de 12.000 satélites, que, desde mayo del 2019, han comenzado a desplegarse, en ese momento, el imaginarse esas 12.000 unidades en el espacio era imaginarse casi el quíntuple de satélites activos orbitando la tierra, y esto quizás no represente algo malo para el humano promedio, pero los astrónomos no están tan contentos…

Para tomar una foto a un objeto de cielo profundo se necesita un largo tiempo de exposición, debido a la poca luz que nos llega, un gran telescopio requiere de varios minutos o incluso horas para tomar una foto a un objeto de cielo profundo. Debido a la gran densidad de satélites, es casi seguro que un satélite se pasará por el lente, y como obviamente este es mucho mas luminoso que el objeto, dejará una estela blanca que atravesará la foto.

Los astrónomos llevan tiempo teniendo este problema, y con la llegada de el gran numero de satélites de Starlink este es un problema cada vez mas recurrente, por lo que se han planteado soluciones, la mas usada es, en lugar de tomar una foto de alta exposición, tomar muchas fotos y posteriormente sobreponer estas para tener un buen resultado, aunque esta es una salida viable, lleva mas tiempo, y considerando que llegan a haber sucesos que solo se pueden captar en un corto periodo, o la gran cantidad de investigaciones que se desean hacer con los grandes telescopios, esto significa un retraso en todas las actividades, lo que es una desventaja bastante grande.

Aunque este no es el mayor problema, y es que lo mas grave acaba de ser confirmado, un estudio reciente utilizando el radiotelescopio de baja frecuencia LOFAR, con sede en los Países Bajos, ha revelado que las emisiones de radio de los satélites Starlink están interfiriendo con las observaciones de los radiotelescopios terrestres, la investigación, publicada en Astronomy & Astrophysics, advierte que los satélites de segunda generación de SpaceX, lanzados a partir del año pasado, emiten hasta 30 veces más ondas de radio que los de la primera generación.

Esto es un gran problema, ya que estas ondas de radio que emiten son mas de 10 millones de veces mas brillantes que las fuentes astronómicas que algunos radiotelescopios, como el LOFAR, estudian. Y considerando el lanzamiento de los miles de satélites que faltan, se cree que estos puedan llegar a cegar por completo a los grandes radiotelescopios.

Los investigadores del SKA han informado a SpaceX sobre estos hallazgos y la empresa está realizando sus propias pruebas. Ingenieros de SKA y SpaceX se reunirán la próxima semana para comparar resultados. “Estamos dispuestos a ayudar”, dice Diamond. “Esperamos que pueda corregirse”.

Nadie puede negar el gran éxito comercial que es Starlink, por esto mismo hay otras empresas interesadas en este modelo de negocios como OneWeb, BlueWalker y Shanghai Spacecom Satellite Technology, todos ellos están planeando lanzar sus propias constelaciones, los expertos estiman que podríamos tener 100,000 satélites en órbita para finales de la década.

Todos estos problemas son desafíos que tiene la astronomía moderna, pero además de estos problemas, también hay otro tipo de riesgos, tales como la posibilidad de desatar el Síndrome de Kessler, este es un escenario teórico propuesto por el científico de la NASA Donald J. Kessler en 1978, que describe una situación en la que la cantidad de desechos espaciales en órbita baja terrestre alcanza un punto crítico. En este escenario, las colisiones entre estos fragmentos generan aún más desechos, desencadenando una reacción en cadena. Esto provocaría que las colisiones y la creación de escombros se vuelvan continuas, incrementando exponencialmente el riesgo de choques con satélites activos y otras estructuras en órbita.

Si se llegara a desencadenar el Síndrome de Kessler, no solo se pondrían en peligro los satélites y estaciones espaciales, sino que también se dificultaría significativamente el lanzamiento de futuras misiones espaciales y la operación de telescopios en órbita. Esto representaría un gran obstáculo para la astronomía, ya que el cielo estaría permanentemente contaminado por escombros, dificultando las observaciones desde la Tierra y el espacio, e incluso haciendo ciertas órbitas intransitables por décadas o siglos.

Si bien el avance tecnológico es inevitable y necesario, es fundamental encontrar un equilibrio que permita la coexistencia entre los servicios satelitales y la investigación científica. El diálogo entre las empresas espaciales y la comunidad científica es un paso crucial, pero se requerirán esfuerzos coordinados y regulaciones claras para asegurar que la expansión de la humanidad en el espacio no ponga en peligro el estudio del universo ni el acceso al espacio para las futuras generaciones.

Por Martin Sandoval Blanco

Fundador de la revista SPIRO

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