
El cáncer, enemigo de la vida
Cada año se descubren nuevos procesos biológicos que ocurren dentro de nuestro cuerpo, muchos de ellos pueden tener repercución en otros más complejos y terminan cambiando nuestra comprensión del funcionamiento de nuestro organismo. El descrubrimiento que aquí muestro apunta a una de las enfermedades más mortales de la humanidad, el cáncer.
El cáncer, tan solo en el año 2023, fue la causa del fallecimiento de 1.96 millones de personas en todo el mundo. A día de hoy representa uno de los mayores retos para la medicina, y es de gran interés no solo su cura, sino su pronta detección y la prevención del mismo a través de la sana alimentación, el ejercicio y otras prácticas. Por ello, muchas de las investigaciones relacionadas con esta enfermedad apuntan a evitar desde raíz la formación de células cancerígenas.
El espliceosoma y el splicing
El epliceosoma es una maquinaria molecular compleja que está presente en las células eucariotas, y es responsable de un proceso crucial en la expresión genética llamado splicing (o empalme). El epliceosoma está compuesto por cerca de 150 proteínas y varias moléculas de ARN pequeño nuclear (ARNsn), e involucra en su totalidad hasta 300 proteínas que actúan de forma directa o de forma reguladora. Este conjunto de componentes trabaja de manera coordinada para reconocer las regiones que no contienen información útil para fabricar proteínas (conocidas como intrones) y las regiones que sí contienen información ( llamadas exones), y entonces llevar a cabo los cortes y empalmes necesarios.
El proceso de splicing consiste en cortar y empalmar segmentos del ARN mensajero (ARNm) que, una vez copiado del ADN, elimina los intrones y une los exones, dando como resultado un ARN maduro que luego se traducirá en proteínas. El espliceosoma permite a las células obtener una gran variedad de proteínas a partir de un número limitado de genes, con un proceso llamado splicing alternativo en el que se seleccionan conjuntos diferentes de exones para generar diferentes versiones de ARNm, algo que es fundamental para la diversidad de las funciones celular.
La complejidad y precisión en este mecanismo biológico es esencial, pues errores en el proceso de splicing puede derivar en enfermedades neurodegenerativas, enfermedades raras graves y el cáncer.

El mapa del espliceosoma
En un estudio publicado en la revista Science del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona y liderado por el genetista Juan Valcárcel, se ha mostrado un avance significativo en la comprensión del espliceosoma y sus funciones. En su investigación, Valcárcel logró crear el primer mapa funcional del espliceosoma, identificando el rol de cada una de las 300 proteínas en el proceso de splicing.

Este mapa funcional fue logrado tras desactivar y activar individualmente cada una de las 300 proteínas que participan en el proceso de espliceosoma. Este proceso fue resultando en efectos en el splicing y la funcionalidad celular. Al hacer este mapeo, se logró identificar cuáles proteínas eran fundamentales para el correcto funcionamiento del espliceosoma y cuáles tenían efectos críticos en la ploriferación y muerte de las células.
Este mapa funcional proporciona a la comunidad científica una herramienta única para entender cómo funciona el splicing alternativa y cómo cientos de componentes del espliceosoma pueden ser aprovechados para el desarrollo de nuevas terapias e investigaciones. Gracias a las investigaciones del equipo de Valcárcel los investigadores ahora cuentan con una guía podrían ser manipuladas para frenar o revertir el crecimiento de células cancerosas.
¿Tendremos pronto una cura contra el cáncer?
Las investigaciones realizadas en el CRG forman parte de una red muy grande a nivel mundial que se encuentra en la búsqueda de la cura contra el cáncer. Los avances mostrados por el equipo de Valcárcel representan un avance histórico en la compresión de la formación del cáncer, y abren las puertas a las investigadores de otros genetistas para el desarrollo de terapias contra esta enfermedad y otras de la misma naturalidad. Así que aunque no parece la milagrosa cura contra el cáncer que todos esperamos, este estudio es un gran salto en esa misma dirección.